TRANSFERENCIA
Psicoanalíticamente, implica la actualización de deseos inconcientes en una relación interpersonal, y es una repetición de prototipos infantiles vividos con sensación de actualidad. En sentido más amplio, fuera del psicoanálisis, designa un desplazamiento de valores, derechos, entidades a Celener Graciela, Fundamentos teóricos para la inclusión de láminas en blanco (Ort-Tat), publicación interna de la Cátedra de Técnicas psicodiagnósticas II de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, 1996.
“Fenómeno general, universal y espontáneo que consiste en unir el pasado con el presente mediante un enlace falso que superopone el objeto originario con el actual. Esta superposición del pasado y el presente está vinculada a objetos y deseos pretéritos que no son concientes para el sujeto y que le dan a la conducta un sello irracional, donde el afecto no aparece ajustado ni en calidad ni en cantidad a la situación real, actual”.
Etchegoyen H, Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Amorrortu, pág. 106.
“Entendemos por transferencia un género especial de relación respecto de una persona; es un tipo característico de relación de objeto. Lo que la distingue principalmente es el tener por una persona sentimientos que no le corresponden y que en realidad se aplican a otra. Fundamentalmente, se reacciona ante una persona presente como si fuera una del pasado. La transferencia es una repetición, una reedición de una relación objetal antigua. Es un anacronismo, un error cronológico. Se ha producido un desplazamiento; los impulsos, los sentimientos y las defensas correspondientes a una persona del pasado se han trasladado a otra del presente. Es primordialmente un fenómeno inconciente, y la persona que reacciona con sentimientos de transferencia por lo general no se da cuenta de esa distorsión”.
Greenson R, Técnica y práctica del psicoanálisis. Buenos Aires, Siglo XXI, pág. 155.
Evolución del concepto de transferencia en Freud.- 1) Psicoterapia de la histeria (1895). El concepto surge a partir de la detección de obstáculos externos que se presentan cuando se perturba la relación con el analista, desapareciendo también la buena disposición del paciente. Al intentar el analista averiguar los problemas, se interpone en el paciente la conciencia de sus diferencias con él, lo cual aparece especialmente en tres casos: cuando la enferma se cree descuidada, menospreciada u ofendida por el analista, cuando teme quedar ligada al analista o perder su independencia, y cuando se asusta al ver que transfiere al médico representaciones displacenteras emergidas durante el análisis. La transferencia al analista se realiza por una conexión falsa. 2) La interpretación de los sueños (1900). En el capítulo 5, apartado C, refiere Freud la transferencia como proceso intrapsíquico donde se desplaza el afecto de una representación a otra considerada inofensiva. El afecto sólo puede exteriorizarse si la representación entra en conexión con una representación inocua o indiferente preconciente, no censurable. 3) Historial de Dora (1901). En el Epílogo, Freud dice que se trata de re-creaciones de los impulsos y fantasías que se despiertan y hacen concientes con el análisis, y pueden ser invariadas (el contenido no se diferencia del modelo, salvo en la sustitución, o sublimadas, donde hay una modelación del contenido y no se trata de una simple reedición sin cambios). 4) La dinámica de la transferencia (1912). Freud indica que la transferencia son clichés repetidos a lo largo de toda la vida, repeticiones que son posibles cuando las circunstancias exteriores lo permiten y cuando están los objetos eróticos disponibles, como el analista. Esta disposición congénita y las experiencias infantiles determinarán los objetos eróticos elegidos en la vida. La transferencia puede ser positiva o negativa, y sólo en este último caso constituye una resistencia para la cura. 5) Recordar, repetir, reelaborar (1914). Todos los tipos de transferencia constituyen resistencia, porque el paciente al transferir repite (actúa) para no recordar, y sin conciencia de ello. En este sentido es imprescindible para la cura: el vencimiento de la resistencia comienza cuando el analista la desenmascara, pero es preciso dar tiempo al paciente para enfrascarse en la resistencia, reelaborarla y luego vencerla. 6) Más allá del principio de placer (1920). La transferencia aparece aquí como la expresión de la compulsión a la repetición. En el vínculo con el analista se repiten situaciones traumáticas sexuales infantiles vivida como atemporales, momento en el cual el paciente tiende a interrumpir la cura. Esta repetición produce displacer por un lado pero por el otro produce placer, siendo una de las razones de esto último el hecho de que al surgir el recuerdo trae consigo menos displacer que si retornase como suceso actual.
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